Leonardo Boff, defensor y
exponente de la “teología de la liberación”, sigue poniendo sus
esperanzas reformistas en el nuevo Papa Francisco. A pesar de afirmar cosas
como “Jesús no era sacerdote” (entre otras herejías), no solo afirma que es
apoyado por los obispos brasileros para continuar sus enseñanzas y ministerio
progresista, sino que sostiene contactos con el Papa Francisco a través de una
amiga en común.
[Vatican
Insider – 15-09-2013]
Boff: «Con
Francisco diálogo continuo aunque a distancia»
El teólogo de la
liberación alaba a Ratzinger: «Al irse pensó en el bien de la Iglesia»
MARCO BARDAZZI
TURÍN
«Hay que alabar a
Ratzinger». ¿Perdone? ¿No es usted el ex-franciscano Leonardo Boff, adversario
histórico del cardenal Joseph Ratzinger? ¿No fue usted quien, cuando fue
elegido Papa, dijo que con Benedicto XVI llegaba «el invierno de la Iglesia»?
Se dibuja una sonrisa entre la barba blanca de Boff y no se necesita mucha
perspicacia para entender que en la Iglesia de Francisco se están evaporando
incluso los conflictos teológicos en los que se vio involucrado el Vaticano
desde los años setenta.
Claro, el escritor
brasileño hace un homenaje al Papa emérito sobre todo porque se hizo a un lado.
De cualquier manera sus palabras para Ratzinger son solamente palabras de
aprecio. Y no es la única sorpresa que reserva uno de los protagonistas de la
teología de la liberación, arrellanado uno de los sillones del hotel, después
de haber participado en la iniciativa “Torino Spiritualità”. Hace no mucho
tiempo habría sido difícil imaginar que un autor con el perfil de Leonardo Boff
pudiera ser considerado como “asesor” del Pontífice. Sin embargo es justamente
lo que Papa Francisco está haciendo con él, según lo indica el mismo Boff: se escriben
y dialogan mediante una amiga en común de la Argentina.
Usted dice que
Benedicto XVI merece ser alabado. ¿Por qué?
Cuando leyó el
informe sobre los escándalos en la Iglesia, entendió que ya no tenía la fuerza
física, psicológica ni espiritual para afrontar un problema de esta gravedad.
Humilde y sinceramente, con valentía, según mi opinión, renunció. Quiso pensar
más en la Iglesia que en sí mismo.
Ustedes tuvieron
una relación difícil en el pasado, sobre todo desde que el cardenal Ratzinger,
en 1984, abrió un “proceso” en su contra...
Éramos amigos, es
una persona extremadamente elegante, fina, nunca alza la voz. Siempre ha
mostrado un gran respeto hacia mí. El problema es que, cuando se convirtió en
prefecto, se reveló demasiado “alemán”. Yo predicaba una Iglesia que promueve
la libertad en la sociedad. Ratzinger lo entendió como un discurso protestante.
Me decía: “Así habla Lutero”. Y yo replicaba: “Pues bien, escuchémoslo: desde
hace 500 años la Iglesia no escucha bastante a Lutero”.
Usted ahora tiene
muchas esperanzas en Papa Francisco. ¿Por qué?
Porque antes de
hacer la reforma de la Curia hizo la del papado. Normalmente uno es elegido
Papa y asume todos los ritos del poder. Él hizo todo al revés, siguió siendo el
que era y está acostumbrando a todos a cambiar según su tradición personal.
¿Qué le sugiere
el nombre que eligió Bergoglio?
Mucho más que un
nombre, Francisco es un proyecto de Iglesia y de mundo. Una Iglesia en la
pobreza y humildad humanas. La atención que el Papa tiene por los pobres viene
de esta intuición, propia de América Latina. Hay que recordar que viene de otro
tipo de Iglesia y de teología, es la tradición de la teología del pueblo
argentina. Él se define como un Papa peronista y justicialista.
Usted pide la
apertura de un Concilio Vaticano III para reformar la Iglesia. ¿Este Papa
logrará hacer el cambio que usted espera?
Es muy inteligente.
No quiere presidir la Iglesia monárquicamente, sino colegialmente. Por este
motivo eligió a ocho cardenales de todos los continentes que harán con él la
reforma de la Curia y que guiarán a la Iglesia colegialmente. Creo que ha llegado
el momento, como le escribí porque me pidió una opinión.
¿Dialoga con el
Papa? ¿Cómo?
Tenemos una amiga en
común en la Argentina. Hablan todos los domingos, se hablan a menudo. Yo le
mando algunas cosas a ella y él me pide otras.
¿Qué es lo que ha
aconsejado al Papa?
Por ejemplo que
todas las Iglesias, sobre todo la católica, son occidentales y serán cada vez
más accidentales. Vamos hacia una nueva fase de la humanidad que será
globalizada. La Iglesia no ha encontrado un sitio en este proceso, pero es hora
de definirlo con las demás Iglesias. Las diferencias doctrinales son pequeñas e
incluso las Iglesias protestantes aceptan a un Papa que no domina, sino que se
convierte en referencia simbólica del cristianismo, como fenómeno histórico y
memoria de Jesús.
Si piensa en su
relación con la Iglesia, los enfrentamientos, la salida de la orden
franciscana, ¿se arrepiente de algo?
Dejé la función institucional de sacerdote, pero
no de teólogo. Cambié trinchera, pero no lucha. Y en Brasil nunca he tenido
conflictos con la Iglesia. Sigo siendo teólogo en las comunidades de base. Y yo
celebro, hago bautismos, matrimonios todos los sacramentos, cuando no hay un
sacerdote. Los obispos lo saben y me dicen: “Sigue adelante”. Me siento bien en
este papel de laico. A final de cuentas, Jesús no era sacerdote.