Queremos hacer notar que la nota
de Clarín se equivoca (o miente) al decir que el “grupo ultraconservador católico
trató de impedir” el acto profanatorio “a los gritos y con insultos”, lo cual
es erróneo, ya que el grupo “ultraconservador” se limitó a rezar el santo Rosario
y a cantar el Salve Regina como
despedida. Como medio de prensa que estuvimos presente lo podemos atestiguar.
Información de Clarín,
12-Nov-2013.
TENSIÓN. Los manifestantes fueron repudiados por el resto de los asistentes. (Néstor Sieira)
Incidentes en la Catedral: un grupo
ultracatólico quiso impedir un acto por el Holocausto judío
A los gritos y
con insultos, interrumpieron una ceremonia ecuménica en conmemoración de la “Noche
de los cristales rotos”, considerada el inicio de la persecución y exterminio
de los judíos por parte del régimen nazi.
12/11/13 -
21:07
Un grupo
ultraconservador católico trató de impedir esta noche, a los gritos y con
insultos, una ceremonia ecuménica en la Catedral metropolitana al cumplirse el
75º aniversario de la “Noche de los cristales rotos”, considerada el inicio del
Holocausto judío perpetrado por el nazismo.
Según contaron testigos del episodio a la agencia oficial Télam, cuando el arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, intentó comenzar la liturgia
de
conmemoración, un grupo de feligreses se puso de pie y comenzó a rezar a los
gritos para impedir el desarrollo de la ceremonia.
Los manifestantes también repartieron volantes con las leyendas “Fuera adoradores de dioses falsos del templo santo” y “Los pastores que llevan a los hombres a confundir el Dios verdadero con dioses falsos son lobos”.
El accionar intolerante del grupo, compuesto en su mayoría por jóvenes, generó de inmediato el repudio de las autoridades diplomáticas, funcionarios y representantes de la comunidad judía presentes en la Catedral, así como de miembros de organizaciones de derechos humanos y de los credos cristianos.
Luego de unos minutos de tensión y de la presencia de efectivos de la Policía Federal, que no intervinieron, y mientras se rezaba la Oración de la Paz de San Francisco de Asís, volvió la calma al interior del templo y pudo iniciarse el acto litúrgico.
“Queridos hermanos judíos siéntanse en casa, porque los cristianos así lo queremos, a pesar de estos atisbos de intolerancia”, dijo monseñor Poli antes de iniciar formalmente el acto.
“Su presencia aquí no desacraliza un templo de Dios. Hagamos en paz este encuentro que lo quiere el papa Francisco”, agregó, en medio de aplausos, el arzobispo porteño.
La liturgia, organizada por la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso y la B'nai B'rith Argentina, contó con reflexiones alusivas de Poli y el rabino Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano. La recordación se fundamentó en el texto "De la muerte a la esperanza", escrito por el rabino León Klenicki y el teológico católico Eugene Fischer, y actuó el coro polifónico de la Sociedad Hebraica Argentina.
Del acto interreligioso participaron también el sacerdote Alejandro Llorente, el rabino Jonás Shalom (Bet Am Marc Chagall) y los pastores David Calvo (Iglesia Luterana Unida), Ester Iglesias (Iglesia de los Discípulos de Cristo), Sergio López (Iglesia Dinamarquesa) y Mariel Pons (Iglesia Evangélica Metodista).
Tras leerse textos que condenan el genocidio y se solidarizan con el pueblo judío, de los papas Benedicto XVI y Francisco, se hizo un momento de silencio para que “se reconozcan otros silencios anteriores, el de las conciencias enmudecidas que aceptaron persecuciones y fueron indiferentes a la degradación y al crimen”.
También se rezaron oraciones cristianas y hebreas, y se encendieron seis velas en memoria de los 6 millones de judíos masacrados por el nazismo.
La noche del 9
al 10 de noviembre, cuadrillas de la juventud hitleriana vagaron por vecindades
judías de Alemania, Austria y Checoslovaquia rompiendo las ventanas de los
negocios y de los hogares judíos, y saquearon y quemaron las sinagogas.
Se calcula que
fueron destruidos 101 sinagogas y casi 7.500 negocios hebreos; también fueron
asesinados unos 91 judíos y otros 26.000 arrestados y enviados a campos de
concentración. No obstante la violencia de esa noche, hoy recordada como “de
los cristales rotos”, oficialmente para el III Reich se trató de “arrebatos
espontáneos”.