Discurso en un encuentro de corte masónico, el KAICIID. Relativismo, indiferentismo y, en definitiva, apostasía. Información de VIS,
19-Nov-2013.
El Cardenal
Tauran en el KAICIID: evitar que las religiones engendren espíritu de
superioridad o exclusión
Ciudad del Vaticano, 19 noviembre 2013 (VIS).-El
cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo
Interreligioso, intervino ayer en la sesión de apertura del KAICIID, el Centro
Internacional para el Diálogo Interreligioso y Cultural “Rey Abdulah Ben
Abdelazid”, fundado por Arabia Saudita, España y Austria, con la Santa Sede en
calidad de organismo observador y fundador y cuya sede es Viena.
La conferencia, que concluye hoy, quiere
sensibilizar a las jóvenes generaciones para que tengan una imagen objetiva,
honesta y correcta unas de otras. Con esa perspectiva, se abordarán tres temas
a lo largo de tres años. En 2013, con el tema “La imagen del otro”, el acento
cae en la educación, de ahí la presencia en Viena de numerosos ministros de
educación del mundo entero, mientras que la próxima edición estará dedicada al
contexto de los medios de comunicación y la última, en 2015, tendrá como
protagonista a Internet.
“El diálogo interreligioso - subrayó en su
intervención el cardenal- nos enseña a prestar atención para no dar de las
otras religiones una imagen negativa en lugares como las escuelas y las
universidades, a través de los medios de comunicación o, sobre todo, en los
discursos religiosos. Nos enseña a no disminuir las convicciones religiosas de
los otros, especialmente cuando están ausentes. Nos enseña a considerar la diversidad
en todos sus aspectos, - étnico, cultural, o de visión del mundo- como una
riqueza y no como una amenaza”.
“En el centro de nuestras preocupaciones
-prosiguió- está la persona humana, hombres y mujeres. Son ellos el objeto de
atención de los líderes políticos y religiosos. Cada uno de nosotros es un
ciudadano y un creyente y no un ciudadano o un creyente. Todos pertenecemos a
la misma familia humana. Y esto significa que compartimos la misma dignidad,
afrontamos los mismos problemas, gozamos de los mismos derechos y estamos
llamados a cumplir el mismo deber”.
En conclusión, reiteró que una de las tareas del
KAICIID debe ser la promoción de “la inteligencia del corazón”, es decir, la
que nos inspira a respetar todo lo que Dios cumple en cada ser humano y, al
mismo tiempo, el misterio que cada ser humano representa. Debemos evitar,
absolutamente, que las religiones engendren miedos y actitudes de superioridad
o exclusión”. Para ese fin, el Centro puede representar “un lugar donde
conocerse mejor y compartir capacidades para poder construir un mundo más
seguro e iluminado, en el que todos sus habitantes vivan en espíritu de
fraternidad”.