sábado, 24 de noviembre de 2012

Consecuencias de una política conciliadora.



“Para practicar la política de la conciliación cueste lo que costare con los adversarios y a veces con los peores enemigos, los conciliadores recurren a métodos muy amplios, a exposiciones complacientes. Es conocida su terminología: tregua a las divisiones (...) comprensiva flexibilidad, silencio sobre los puntos discutibles (...). Y nada corrige sus ingenuas ilusiones, ni las mofas ni los chascos ni los fracasos. Casi han perdido el sentido de la afirmación y del hablar francamente, y el miedo de chocar y de desagradar al adversario (...) les impide decir un no categórico”.

Monseñor Harscouët