Los críticos Peter Milward, Peter Ackroyd y Elisabetta Sala argumentan
con varios estudios el catolicismo del escritor y de su obra.
Católico o no católico, éste es el problema, se podría
decir parafraseando el dicho de Hamlet. En realidad, la tesis que desde hace ya
años el gran William Shakespeare fue fiel de la Iglesia de Roma, hoy es mucho
más que una hipótesis.
La confirmación nos llega de un sorprendente número de
libros publicados recientemente. Y es que, si ya finalmente un autor popular
laico inglés como Peter Ackroyd lo admite en su Shakespeare: Una
biografía (Neri Pozza), convincente y bien ponderado es el último
volumen de la inglesa Elisabetta SalaEl enigma de Shakespeare: ¿Cortesano o
disidente? (Ares).
La autora que escribió Isabel la Sanguinaria (Ares),
había desenmascarado brillantemente la propaganda que rodea la época isabelina,
y saca a la luz la disidencia del dramaturgo y sus relaciones con los
católicos perseguidos por la reina.
Quien no ha tenido jamás dudas hamletianas sobre el
catolicismo de Shakespeare y desde hace años pelea contra una cierta crítica
todavía suspicaz es Peter Milward, jesuita inglés, profesor de
Literatura Inglesa en la Universidad Sofía de Tokio, máximo experto de la
religiosidad del Bardo.
“Es una hipótesis que sostengo ya desde 1973, cuando
publiqué mi primer libro Shakespeare´s Religious Background (El
trasfondo religioso de Shakespeare). Hoy afortunadamente son muchos lo libros
que relanzan esta cuestión, pero hay todavía un cierto prejuicio académico que
es difícil erradicar”.
- Profesor Milward, ¿Por qué está tan
convencido de que Shakespeare fue católico?
- Sabemos que su padre, John Shakespeare, recopiló de su puño y letra un testamento
espiritual que se encontró escondido entre las vigas del techo de su
casa de la calle Henley en Strafford. Aquel documento (del cual hoy tenemos una
copia de 1700 reconocida como auténtica) fue probablemente escondido allí en
tiempos de la Conjura de Somerville de 1583, cuando también los familiares
maternos, incluida la madre de Shakespeare, Mary Arden, a causa de su fe fueron
sometidos a la acusación de alta traición por Sir Thomas Lucy di Charlecote
Park. Y los nombres tanto del padre John (en 1592) como de su hija Susana Hall
(en 1606) figuran en la relación de católicos que se negaban, de aquellos querechazaban
acudir a las funciones obligatorias religiosas del Estado.
Eran años de caza a los disidentes católicos como consecuencia de un
bando severo lanzado en nombre de la reina en 1591, y otro al día siguiente de
la Conjura de la Pólvora de 1605.
- ¿Cómo es que la Reina Isabel I
(1533-1603) tan feroz con los católicos lo aceptó en la corte?
- Obviamente en una tal situación de persecución, Shakespeare
fue obligado a silenciar su fe católica. Tuvo que vivir de forma
enmascarada, como su Edgar en Rey Lear , y así ha permanecido hasta hoy. Su
máscara era la de un personaje menor de edad, de uno que él mismo llamaría
el“bufón”. Dudo que la reina Isabel haya intuido su camuflaje (aunque hay
autores convencidos de ello).
Sabemos, sin embargo, por ejemplo que la reina se dio cuenta de
la Fe católica del gran compositor William Bird y le consintió permanecer
en la corte porque tenía necesidad de él para la música de la capilla real. Del
mismo modo podría haber actuado con Shakespeare porque valoraba su trabajo,
sobre todo las comedias y especialmente el personaje de Sir Jhon Falstaff.
- ¿Fue obligado, por tanto, a recurrir a
los símbolos para no incurrir en la censura?
- Sí. Son ciertamente los símbolos, las imágenes o los temas a lo que
recurre en sus trabajos para mostrar su catolicismo. Tomemos como ejemplo un
tema como la peregrinación. Está presente en muchas de sus obras: Ricardo II,
El Mercader de Venecia, Como os plazca y Rey Lear. La costumbre de recurrir a
la peregrinación era típicamente medieval y católica, pero fue
prohibida por los protestantes en tiempos de Enrique VIII, quien cerró
todos los santuarios en Inglaterra.
Otra imagen típica de los católicos perseguidos en Inglaterra ha
sido por ejemplo la condición del destierro y de la marginación que no
por casualidad reaparecen en sus obras. Como cuando Ricardo II, en el momento
de ser destronado, aconseja a su dolorida reina retirarse a Francia y entrar en
un convento como forma de alcanzar “la corona de un nuevo mundo”,mientras él
deberá soportar el arresto.
Otro tema es la forma en la que el dramaturgo trata a los
frailes en obras como Romeo y Giulietta, Mucho ruido y pocas nueces y
Medida por medida. Mientras los dramaturgos protestantes como Robert Greene y
Chistopher Marlowe los tratan con escarnio como personajes ridículos,
Shakespeare los respeta y lo hace de modo que también sus personajes los
respeten.
- ¿Cuáles son las demás obras que
manifiestan su fe?
- En uno de mis libros Influencias bíblicas en las grandes tragedias de
Shakespeare (editada por la Universidad de Indiana) he analizado, acto por
acto, línea por línea, las cuatro grandes tragedias Hamlet, Otelo,
Macbeth y Rey Lear, encontrando ciertamente numerosas referencias de la Biblia.Sobre
todo las últimas tres escritas ya al comienzo del reinado de Jacobo I (para
Hamlet reinaba todavía Isabel I) las considero todas en conjunto como las“obras
de la pasión de Shakespeare” porque hacen volver al evangelio de la pasión,
muerte y resurrección de Jesucristo. Pero en mi último libro Shakespeare
the Papist demuestro cómo todas las obras admiten una
interpretación católica y bíblica, Si no se admite este sustrato, este
fondo católico, muchas obras permanecerían enigmáticas.
- Ha causado asombro también la declaración
del primado de la Iglesia Anglicana, Roman Williams, quien ha admitido el
catolicismo del Bardo.
- Estoy muy contento. El mismo arzobispo de Canterbury me ha confiado
que ha madurado esta convicción también por la lectura de algunos de mis
escritos. Pero no es suficiente reconocer que Shakespeare fue católico. Es
necesario tomar nota de que nos encontramos frente a un testigo importante de
aquel catolicismo inglés que fue cruelmente perseguido por Enrique VIII
y por Isabel I y por sus crueles ministros, Thomas Cromwel y William
Cecil.
- A pesar de todo persisten todavía muchas desconfianzas
en relación a esta hipótesis…
Hay sobre todo un secular prejuicio académico de parte de un grupo de
estudiosos de Shakespeare. Ellos gozan de tribunas universitarias importantes y
de publicidad mediática. El problema es que algunos autores como Peter
Ackroyd admiten el fondo católico de Shakespeare. Pero no se puede
comprender su papel de testigo de la cristiandad y su catolicismo si no se
estudian a fondo sus obras y no se tienen en cuenta las duras persecuciones de
ese tiempo.
Shakespeare ha vivido ciertamente en una época en la cual los católicos
ingleses vivían en el miedo como los cristianos coptos hoy en Egipto. Incluso
los sacerdotes, incluso los jesuitas, temían ser descubiertos,
arrestados, hechos prisioneros, torturados y ajusticiados como traidores.
Él no fue al encuentro del martirio, pero tenía una gran fe católica. Y se
sintió comprometido como dramaturgo, en la misión de proclamar la verdad de su
época y la fe de lo que Hamlet llama “el mundo aún no conocido”.
Publicado en Religión y
Lobertad, traducido por José Martín Alonso.