Robert
Zolitsch y los cardenales de Colonia y Mainz, Meisner y Lehman. / REUTERS
Por más bueno que sea el
fin buscado, no puede justificar acciones directamente inmorales, como el
impedimento de la fecundación. ¿Cómo puede un obispo supuestamente católico
recomendar algo que es malo de por sí como un anticonceptivo para que impida la
fecundación?
En referencia a nuestra publicación anterior, reproducimos una traducción
al español del punto 8 del documento de la Conferencia Episcopal alemana dónde
aprueba el uso de la “píldora del día después”.
(InfoCatólica) 22 de febrero de 2013:
8.
Cuestiones teológico-morales en casos de violación («Píldora del día después»)
La Asamblea se
ha ocupado -llevada por los últimos acontecimientos- de los aspectos
teológico-morales de la administración de la llamada «píldora del día después»
a mujeres víctimas de una violación.
El cardenal
Karl Lehmann (Maguncia), en su calidad de presidente de la Comisión Doctrinal
de la Conferencia Episcopal Alemana ha presentado, una vez constatada la
disponibilidad de nuevos preparados con principios activos alterados, la
evaluación teológico-moral del empleo de la llamada «píldora del día después».
El cardenal Joachim Meisner (Colonia) explicó su declaración del pasado 31 de
enero de 2013 -de acuerdo con la Congregación para la Doctrina de la Fe y la
Academia Pontificia- así como el trasfondo de la cuestión, que tiene como punto
de partida el rechazo de asistencia a una víctima de violación por parte de dos
hospitales de Colonia.
La Asamblea
reitera que las mujeres que son víctimas de una violación reciben, por
supuesto, asistencia humana, médica, psicológica y espiritual en los hospitales
católicos. Esto puede incluir la administración de la «píldora del día después»
partiendo de la base de que sus principios sean no abortivos, sino
anticonceptivos.
Seguirá sin
poderse aplicar métodos médicos o farmacéuticos que conlleven la muerte del
embrión. Los obispos alemanes confían en que las instituciones de sello
católico se atendrán a su aplicación práctica siguiendo este requisito
teológico y moral. En cualquier caso, ha de respetarse la decisión de la mujer
afectada. La Asamblea reconoce la necesidad de, paralelamente a los primeros
posicionamientos ante la «píldora del día después», profundizar en otras
cuestiones sobre el asunto –también en contacto con quien competa en Roma- y
desarrollar las distinciones que sean necesarias. Los obispos mantendrán las
correspondientes conversaciones con hospitales y ginecólogos católicos, así
como con consejeros, asistentes sociales.