El Dr. Alejandro Ordóñez es
un viejo militante católico tradicionalista de Bogotá, Colombia. Ejerce una
función altísima en el gobierno nacional, y es el número tres en la sucesión
presidencial. Ha impedido de forma eficiente el avance del aborto y de otras
aberraciones que se intentan instalar en los países de América del Sur. Esto
explica la buena voluntad del clero para ceder la iglesia y oficiar el rito.
Pero no quitemos valor al testimonio de una persona que nunca negó su filiación
religiosa ni ante la perspectiva de que fuese un obstáculo para su carrera
administrativa o le granjease enemistad en los círculos oficiales. Igualmente,
el Dr. Ordoñez es reconocido por su rectitud y capacidad intelectual. Enhorabuena
para esta familia católica fiel. Aquí la tendenciosa noticia de “El Tiempo”,
diario de Bogotá.
LA BODA DE LA HIJA DEL PROCURADOR: SACRAMENTO Y PODER
Natalia Ordóñez Hernández y
Daniel Palis Taua, frente al púlpito del templo de San Agustín.
Foto: Néstor Gómez / EL TIEMPO
No hay muchos antecedentes de una
cita como esta a la que concurrieran élites de todos los poderes.
El matrimonio de Natalia Ordóñez Hernández,
la hija del procurador general, Alejandro Ordóñez, y Beatriz Hernández, el
pasado sábado en Bogotá, fue una boda colmada de símbolos. (Imágenes del matrimonio).
Una excepcional concurrencia de
expresiones sacras y políticas pocas veces vista en la capital del país. Un
acto de poder.
Por un lado, la boda fue marcada
por la solemnidad del rito religioso, el más tradicional de la fe católica,
cuyo origen se remonta al Concilio Ecuménico de Trento (Italia), celebrado
entre 1545 y 1563, cuando se adoptó el latín como idioma para la celebración de
la misa.
Para que el desposamiento de
Natalia Ordóñez Hernández con Daniel Palis Taua se realizara de la manera como
se hizo, hubo que elevar consultas a la Conferencia Episcopal Colombiana, pues
hasta hace poco más de dos años se requería algo más que eso, una dispensa que
solo podían otorgar el Obispo o el Papa.
El trámite ahora fue mucho más
sencillo, porque Benedicto XVI autorizó recientemente este tipo de liturgia
para grupos especiales de fieles que así lo soliciten.
El exquisito ritual, realizado en
el histórico templo de San Agustín -una reliquia construida entre 1642 y 1668-,
ubicado justo en la parte posterior de la Casa de Nariño, en el centro del
poder, no es un capricho. Es una tradición que el procurador Ordóñez y su
familia conservan desde hace más de 30 años, y a la que asisten con puntual
devoción cada semana en la iglesia de La Fraternidad, del barrio Teusaquillo.
Fue la novia quien pidió a su
padre que la ceremonia religiosa se efectuara con apego al rito tridentino. “Ella
comenzó a asistir a esta santa misa desde cuando estaba en el vientre de la
madre. Por eso en los videos se puede observar que ella recita toda la misa y
los cantos de memoria, porque los sabe y los disfruta”, comentó el
Procurador.
La misa en latín, con el sacerdote
oficiante de espaldas a los fieles y mirando al Santísimo expuesto en el altar
mayor fue una costumbre que el Concilio Ecuménico Vaticano II de 1965 modificó,
pero que algunos católicos en distintas partes del mundo, como el Procurador y
su familia, rehusaron aceptar.
Fuente: El
Tiempo de Bogotá