Excelente artículo que
demustra brevemente la corrupción del sistema moderno democrático.
[Syllabus
– 10-08-2013]
Puede decirse, sin temor a
exagerar ni de equivocarse, que la “corrupción” es generada
por el mismo “Sistema democrático” y que ella obra como una
especie de “aceite” que lubrica y mantiene en funcionamiento
las piezas del Sistema. En su esencia misma se encuentra el origen o germen de
esta enfermedad moral, particularmente en todo lo relacionado con el “dinero” o
con el “poder del dinero”, conforme al siguiente razonamiento:
-En la sociedad política
moderna el Poder Político se fundamenta en la voluntad
general del pueblo, que resulta de la suma indiferenciada de las voluntades
individuales (mayoría) y cuyas decisiones se caracterizan por ser ilimitadas,
inapelables e infalibles (omnipotencia del número). Sólo el número, la cantidad
anónima e impersonal, decide –como supuesto soberano- sobre lo bueno y lo malo,
lo justo y lo injusto, etc., además de elegir a los que lo representan y
gobernarán.De esta forma se consagra la primacía de la cantidad sobre la
calidad.
-En términos prácticos, la
expresión de la voluntad general requiere –para los políticos
que se proponen ser elegidos- contar con la opinión favorable de las
multitudes. La formación de una opinión favorable, en la sociedad moderna,
se realiza a través de los medios de comunicación (radio, TV,
Internet, diarios y revistas, libros, propaganda callejera, etc.). El elemento
indispensable para poder acceder a los medios de comunicación es el dinero. Sin
dinero no hay medios de comunicación ni propaganda. A su vez, sin
medios de comunicación ni propaganda no hay opinión. Sin opinión no
hay electores o votos favorables.
-Por otro lado, la opinión
favorable se estimula, muy frecuentemente, mediante laadulación a
la multitud y la demagogia, la que se transforma
–y se comprueba en todas las civilizaciones y épocas históricas- en materia
dispuesta para ser conducida por aquel que más la corrompa y prometa.
-En consecuencia, el
dinero es el generador “en las sombras” de todo poder elegido en la sociedad
moderna, de todo poder fundado en la voluntad general y de todo poder mantenido
en dependencia de la opinión.
Conforme al razonamiento
expuesto, se deduce por simple lógica que los políticos y la
partidocracia tienen una necesidad vital respecto del “dinero”, primero
para ser elegidos y luego para mantenerse en el poder mediante una nueva
reelección. Y esta “necesidad vital de dinero” o “caja” se ha ido
incrementando con el avance de la modernidad y de los desarrollos tecnológicos
y el aumento de la complejidad social, la cual sólo puede ser satisfecha si el
“dinero” es obtenido por alguna de estas tres fuentes:
-De su riqueza personal,
lograda previamente a ser elegido.
-De alguien (empresa,
amigo, prestamista, etc.) que se lo dona, regala o se lo presta bajo
determinadas “condicionalidades” que deberán cumplirse desde el puesto
alcanzado en la función pública.
-Del robo en el ejercicio
de la función pública (malversaciones, coimas, comisiones, participación en la
propiedad, etc. a través de los procesos licitatorios o de concesiones, etc.);
o del robo o asalto usando la violencia física (camiones de caudales, bancos,
comercios, particulares, etc.).
Fuera de estas tres
alternativas y alguna eventual variante, los políticos y la partidocracia no
tienen otras opciones para obtener lo que es la “materia prima” para la
obtención de un cargo o puesto electivo, en cualquiera de los niveles del
Estado.
En consecuencia, si nos
preguntamos ¿Cuál es la relación entre el Poder Político y el Poder del
Dinero? Se concluye lo siguiente: mientras que el Poder
Político predomina en términos ideales y teóricos sobre el Poder del Dinero, en
la práctica y de la observación de la realidad histórica, surge que el Poder
Político es sirviente y subordinado del Poder del Dinero, porque está
mediatizado por éste último
(…)
Ahora bien, esta situación
de servidumbre y subordinación del Poder Políticorespecto al Poder
del Dinero, se continúa en el ejercicio del poder. La razón es
simple y responde a la ambición humana: los que están en el poder, quieren
mantenerse en él durante todo el tiempo que puedan, para lo cual deben ser
reelegidos. Llegados en este punto, se ven nuevamente obligados a reiniciar el
círculo perverso descripto anteriormente. De esta manera, necesariamente,
estarán subordinados al “Poder del Dinero” durante el
ejercicio de su mandato –porque éste es la fuente de su poder y el que tiene
capacidad para confirmarlas en cada elección-y, por lo tanto, deberán ser
dóciles a sus sugerencias u órdenes.
(…)
Los que aman y mueren
por la “democracia”, inexorablemente deben acostumbrarse a convivir con la
“corrupción”. Basta de simulación e hipocresía barata.