“Así como fue posible esconder a Júpiter del Tiempo que todo lo devora, y
al Niño Cristo de Herodes, así también el niño que todavía no ha nacido está
todavía escondido contra el opresor que todo lo sabe. El ser que todavía no
vive, él y sólo él queda; y ya buscan su vida para quitársela”.
“La respuesta a
cualquiera que hable del “exceso de población” es preguntarle si él mismo es
parte de ese exceso de población, o si no lo es, cómo sabe que no lo es”.
“El sexo es un
instinto que produce una institución; y es algo positivo y no negativo, noble y
no ruin, creador y no destructor, porque produce esa institución. Esa
institución es la familia: un pequeño estado o comunidad que, una vez iniciada,
tiene cientos de aspectos que no son de ninguna manera sexuales. Incluye
adoración, justicia, festividad, decoración, instrucción, camaradería,
descanso. El sexo es la puerta de esa casa; y a los que son románticos e
imaginativos naturalmente les gusta mirar a través del marco de una puerta.
Pero la casa es mucho más grande que la puerta. La verdad es que hay cierta
gente que prefiere quedarse en la puerta y nunca da un paso más allá”.
“Este triángulo de
verdades evidentes -de padre, madre y niño- no puede ser destruido; pero puede
destruir las civilizaciones que lo desprecian”.
“Que nadie alardee de
que abandona a su familia por amor al arte o a la ciencia; la abandona porque
huye del desconcertante conocimiento de la humanidad y del arte imposible de la
vida”.
“El voto es al hombre
como el canto al pájaro, o como el ladrido al perro; es su voz, por la que es
reconocido. Así como un hombre que no es fiel a una cita no es digno ni
siquiera de luchar en un duelo, de la misma manera el hombre que no es fiel a
una cita consigo mismo no es ni siquiera lo suficientemente cuerdo para
suicidarse. No es fácil mencionar algo de lo que se pueda decir que depende el
enorme aparato de la vida humana. Pero si de algo depende, es de ese frágil
lazo arrojado desde las colinas olvidadas del ayer hacia las montañas
invisibles del mañana”.
“Si los americanos
pueden divorciarse por “incompatibilidad de temperamentos”, no puedo entender
por qué no están todos divorciados. He conocido muchos matrimonios felices,
pero nunca uno “compatible”. La idea del matrimonio es luchar y sobrevivir el
instante en que la incompatibilidad se hace incuestionable. Porque un hombre y
una mujer, en cuanto tales, son incompatibles”.
“El verdadero y
normal control de la natalidad se llama control de uno mismo”.
G. K. Chesterton, tomado de “El amor o la fuerza del sino”. Selección
de textos de Álvaro de Silva.