“Los que buscan deleite en las cosas
exteriores quedan decepcionados, porque se desparraman en las cosas visibles y
fugaces, y lo único que consiguen es lamer sus imágenes, muertos de hambre. Ojalá
que, fatigados de hambre, dijeran: ¿Quién nos hará ver la dicha? Para que yo
les dijera y ellos oyeran: La luz de tu semblante se alza sobre nosotros, Señor.
Nosotros no somos la luz que alumbra a todo hombre. Somos iluminados por ti, a
fin de que los que fuimos en un tiempo tinieblas, podamos ser luz en ti”.
San Agustín – Confesiones, IX, 4.
“Ante el bien, se encuentre donde se encuentre, nuestra actitud sólo puede ser la que aconseja el Apóstol: probadas todas las cosas, tomad lo que es bueno. Frente al mal debemos igualmente obedecer el consejo del Apóstol: “no queráis conformaros con este siglo” (Rom. 12,2).
Sin embargo, conviene aplicar con
inteligencia los dos consejos. Es excelente analizar todas las cosas y quedarse
con lo bueno. Pero debemos tener presente que lo bueno es lo que está conforme,
no sólo con la letra, sino también con el espíritu. Bueno no es aquello que
favorece un tiempo a la virtud y al vicio, sino lo que favorece siempre y
únicamente a la virtud. Así, cuando una costumbre no es reprobable en sí misma
pero crea una atmósfera favorable al mal, la prudencia manda rechazarla”
Mons. De Castro Mayer
“Necesitamos que nos contradigan para afinar nuestras ideas”.
Nicolás Gómez Dávila
“La crítica decrece en interés mientras más rigurosamente le fijen sus funciones. La obligación de ocuparse sólo de literatura, sólo de arte, la esteriliza. Un gran crítico es un moralista que se pasea entre libros”.
Nicolás Gómez Dávila
“El maestro enseña más con lo que es que con lo que dice”.
Soren Kierkegaard
“El arte, como todo producto de la acción humana, no es un fin, sino un medio: un medio para que los hombres cumplan su destino, ser buenos y felices”.
Hugo Wast – Vocación de escritor
“Una novela, por el solo hecho de
representar la vida, enseña, bien o mal, aunque su autor no lo haya pretendido.
No es un cuadro ni una estatua: es toda una cadena de principios y de
consecuencias que se transmiten al lector como incitaciones al bien o al mal”.
Hugo Wast – Vocación de escritor.
“Hasta muy recientemente –hasta la
segunda mitad del siglo diecinueve- se daba por supuesto que la ocupación del
artista consistía en deleitar e instruir a su público. Había, naturalmente,
diferentes públicos. Las canciones callejeras y los oratorios no iban dirigidos
a la misma audiencia (aunque, a mi juicio, a una gran cantidad de gente les
gustaban las dos). El artista podía incitar a su público a apreciar cosas más
bellas de las que había querido al principio. Ahora bien, sólo podía hacer una
cosa así si resultaba entretenido desde el comienzo –aún cuando no se limitara
a entretener-, ofreciendo una obra básicamente inteligible –aunque no se
entendiera completamente-. Todo esto ha cambiado. En los círculos estéticos más
elevados no se oye hoy día nada acerca del deber del artista hacia nosotros. Todo
gira acerca de nuestra obligación hacia él. Él no nos debe nada. Nosotros, en
cambio, le debemos “reconocimiento”, aun cuando no haya prestado la menor
atención a nuestros gustos, intereses o hábitos. Si no se lo damos, nuestro
nombre será vilipendiado. En esta tienda el cliente está equivocado siempre”.
C.S. Lewis. “La obra bien hecha y las buenas obras”, en
El diablo propone un brindis.
Tomado de “Hablan
los maestros”, de Videoteca Reduco.