Algunas personas encontrarán
absurdo comparar cualquier personaje relacionado al mundo del cine moderno con
uno de los mayores poetas y dramaturgos de todos los tiempos, pero la fiesta de
San Patricio puede ser un momento apropiado para conmemorar a un gran hijo de
Irlanda, el cineasta norteamericano John Ford (1895-1973), señalando algunas
semejanzas entre su carrera y la de William Shakespeare (1564-1616). Un John
Ford puede ser lo más cercano a un Shakespeare que nuestra pobre época moderna
pueda producir – veamos pues-:
Para empezar, los dos hombres
fueron enormemente exitosos como creadores de espectáculos populares.
Shakespeare empezó no por escribir literatura inglesa sino piezas para la
compañía del Globe Theatre, al cual le faltaban siempre nuevas obras para poner
en escena. Entre 1592 y su exilio del teatro de Londres que ocurrió menos de 20
años después, escribió unas 35 piezas de todo género: piezas históricas,
comedias, tragedias, romances. Todas fueron exitosas pues Shakespeare se había
involucrado totalmente en el Globe Theatre y era muy cercano a su público. En
cuanto a John Ford, para satisfacer la insaciable demanda de nuevas películas
por parte del público norteamericano, entre 1917 y 1970 dirigió, con una
compañía de actores que reaparecían a menudo, más de 140 películas, mezclando,
como Shakespeare, la comicidad y la seriedad, la gran vida y la vida del
pueblo. Muchas de sus películas tuvieron un gran éxito pues Ford como
Shakespeare conocía bien su público.
Los dos hombres tuvieron tal
éxito porque eran buenos cuentistas, siendo los cuentos el corazón de la
distracción popular. Los dos hombres sabían enganchar a sus audiencias y
mantenerlas en suspenso – ¿Que pasará ahora? Y, como los cuentistas pueden
tener una influencia considerable, por ello estos dos hombres contribuyeron a
moldear hasta el carácter de sus naciones. Por sus piezas históricas que
actuaban como propaganda para la dinastía Tudor recientemente establecida,
Shakespeare influenció de una manera permanente como los ingleses se ven a sí
mismos, desde que salieron de la Edad Media. De la misma manera Ford era
experto en la historia norteamericana (véase por ejemplo El último hurra,
1958) y, creando el mito del “Western” que dio lugar al “Far West” de
Norteamérica, él definió de tal manera el carácter nacional norteamericano que
todos desde entonces asociamos a los norteamericanos con los “cow-boys”.
Los dos hombres pasaron por un
aprendizaje serio previo a sus artes, Shakespeare en las tablas del Globe
Theatre, Ford como camarógrafo durante varios años antes de hacerse cineasta.
Como poeta, Shakespeare es incomparable por su maestría de la palabra, mientras
que la poesía de Ford podría ser su sentido de la imagen. Innumerables
directores de cine han estudiado sus películas para aprender a usar la cámara
pues Ford sabía muy bien componer los detalles de sus imágenes en movimiento
(“movies”). Cuando preguntaron a otro famoso cineasta, Orson Wells, cuáles eran
los directores de cine que mas apreciaba, contestó: “Me gustan los viejos
maestros, quiero decir John Ford, John Ford, y John Ford”. ¡Mientras que otro
cineasta comparaba las películas de Ford por “la sencillez y la fuerza” de su
estilo a las obras del período medio de Beethoven!
Para terminar los dos hombres
eran Católicos. El drama más profundo de las piezas de Shakespeare
proviene seguramente del sentido Católico, necesariamente disfrazado, que él
tenía de la tragedia que representaba la caída irreversible de la “Inglaterra
alegre” en la apostasía. John Ford era el décimo de once hijos de dos
inmigrantes a Estados Unidos, los dos nacidos en la Irlanda Católica. Sin lugar
a dudas, la Fe de sus antepasados le permitió conmemorar la relativa inocencia
y decencia de la América de ayer, con sus mujeres femeninas y sus héroes
viriles y rectos, tipificados por John Wayne en las películas de Ford. Puede
ser que un rey del cine moderno no entrará jamás en el Panteón de los grandes
hombres de todos los tiempos al lado de un Shakespeare, pero ese rey moderno
John Ford lo fue.
Gracias Irlanda y Norteamérica. ¡Feliz fiesta de San
Patricio a ambas!
Kyrie eleison.
Mons. Richard
Williamson, “Comentarios Eleison”
Nº 244, 17 de marzo del 2012.