[AF - 26-03-2013]
El cardenal cubano Jaime Ortega reveló
en La Habana un manuscrito con las palabras pronunciadas sobre la misión de la
Iglesia por Jorge Bergoglio en una sesión antes del cónclave que lo eligió
papa, y que pudo haber decidido el voto de los cardenales.
El manuscrito
fue entregado “en exclusiva” a Ortega por Bergoglio antes de ser elegido como
el papa Francisco, y el pensamiento que contiene “pudo haber guiado la
selección de los cardenales” el pasado 13 de marzo, según divulgó hoy la revista de la
Iglesia católica cubana Palabra Nueva.
De acuerdo con esa fuente, el arzobispo
de La Habana pidió a Bergoglio una copia de su intervención en la congregación
general de cardenales previa al cónclave, para conservarla “por coincidir” con
su pensamiento sobre la Iglesia.
El entonces cardenal negó tener una copia
de sus palabras pero al día siguiente entregó a Ortega el texto escrito de su
puño y letra y autorizó su difusión.
El Blog Ex Orbe el 26-03-2013 publica
una transcripción del documento y un posterior comentario:
Ha salido publicado hoy
mismo, en diversos
medios, un documento (al parecer ológrafo) dado a conocer - yo pienso que
indiscretamente (o interesadamente?) - por el Cardenal Arzobispo de
La Habana, Jaime Ortega. A parte del obvio protagonismo hispanoamericano del
episodio (y del Cónclave, por ende), el documento es sintomático, muy
descriptivo. Esta es su transcripción:
Se hizo referencia a la evangelización. Es la razón de ser de la Iglesia. – “La dulce y confortadora alegría de evangelizar” (Pablo VI). - Es el mismo Jesucristo quien, desde dentro, nos impulsa.
1.- Evangelizar supone celo apostólico. Evangelizar supone en la Iglesia la parresía de salir de sí misma. La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria.
2.- Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene autorreferencial y entonces se enferma (cfr. La mujer encorvada sobre sí misma del Evangelio). Los males que, a lo largo del tiempo, se dan en las instituciones eclesiales tienen raíz de autorreferencialidad, una suerte de narcisismo teológico. En el Apocalipsis Jesús dice que está a la puerta y llama. Evidentemente el texto se refiere a que golpea desde fuera la puerta para entrar... Pero pienso en las veces en que Jesús golpea desde dentro para que le dejemos salir. La Iglesia autorreferencial pretende a Jesucristo dentro de sí y no lo deja salir.
3.- La Iglesia, cuando es autorreferencial, sin darse cuenta, cree que tiene luz propia; deja de ser el mysterium lunae y da lugar a ese mal tan grave que es la mundanidad espiritual (Según De Lubac, el peor mal que puede sobrevenir a la Iglesia). Ese vivir para darse gloria los unos a otros. Simplificando; hay dos imágenes de Iglesia: la Iglesia evangelizadora que sale de sí; la Dei Verbum religiose audiens et fidenter proclamans, o la Iglesia mundana que vive en sí, de sí, para sí. Esto debe dar luz a los posibles cambios y reformas que haya que hacer para la salvación de las almas
4.- Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive de “la dulce y confortadora alegría de la evangelizar”.
El modo de expresarse, las
expresiones ('salir de sí misma' - 'raíz de autorreferencialidad' -
'narcisismo teológico' ) son las de un setentón re-formado
post-conciliar, las que diría cualquier sacerdote/cura/prelado hispanoamericano
(español y/o iberoamericano) que se haya instruído (la muy tópica, insistente y
exigida 'formación permanente') en los diversos foros clericales de
instrucción/formación/actualización doctrinal, moral, pastoral, espiritual
convocados por congregaciones religiosas para sus miembros y/o diócesis para
sus sacerdotes y/o conferencias episcopales para sus obispos. En este documento
en cuestión noto especialmente presente el modo, el tipo, la forma de los
institutos religiosos, del jesuíta (por ejemplo) que se dirige a un grupo de
obispos reunidos en asamblea, tanda de ejercicios o jornadas de formación. La
nota-guión contiene una serie de inteligentes (astutas) 'coartadas':
La referencia al Apocalipsis, la cita del conspícuo gurú Lubac, y la serie
de expresiones en latín; tres anzuelos con tres cebos estupendos para que
piquen cardenales conclavistas post-conciliares juanpablistas.
A mí no me impresionan. No tengo 70 años, tengo 50. Y desde los 21 años, cuando
entré en el seminario, y después de salir ordenado, y ahora, con veintisiete
años de ministerio sacerdotal, sigo oyendo (pacientemente) ese discurso vacio,
esos mismos conceptos del documento bergogliano del
pre-cónclave. Si con eso sedujo, captó, convenció a los cardenales electores,
se confirma el perfil light de la jerarquía
cardenalicia que entró en el Cónclave. Si esas fueron las palabras que
movieron su entusiasmo es porque ese es el estilo de
discurso que desde hace 50 años les entusiasma escuchar, una especie de
sermón acusatorio encajado con cierto ánimo de inquieta insatisfacción y
morboso exámen (con perdón) masoquista-pastoralista. Ese ha sido el tono y
el contenido de las cosas que han escuchado y con las que se han de-formado
nuestros prelados. Un estilo que yo encuentro demasiado parecido al lenguaje de
empresa-marketing, impropio para referirse a la Iglesia, su Misterio y su
misión.
Aunque si de misión se trata, tomo la palabra y -según la tesis del
pre-conclavista Bergoglio- le desafío a la primera misión exterior, la más
contundentemente impactante, radical y originalmente apostólica, 100%
apostólica: Que predique y evangelice a la Sinagoga, que predique el Evangelio
al Israel contumaz, que evangelice a los judios renuentes que, aun todavía, son
destinatarios primeros-primarios de la evangelización. Que empiece por ahí, por
ese cabo, la nueva evangelización, la evangelización de la periferia y
losperiféricos existenciales.
Este espacio de la blogosfera titulado Ex Orbe mantiene desde su apertura una
tesis muy seria: Que la misión de la Iglesia, después de la descomposición
sufrida en los desastrosos 50 años post-conciliares, su misión urgente
y necesaria, es ad intra, no ad extra;
Necesitamos restauración, consolidación, curación, medicación y convalecencia.
Sana nutrición y reposo. Y moderado silencio, también.
Decepciona mucho ver envuelto en papel sensacionalista de pobrerismo,
simplicidad y nuevangelización el pescado caducado del pre y post concilio
que fue.
Tener setenta y pico años y mantener el leit-motiv del aggiornamento es
señal de declive senil. Se vea o no se vea. Se entienda o no.
Resumiendo: Esa nota del pre-cónclave avisa de que todo va a seguir igual, un
languideciente declive con ribetes de fuegos artificiales juanpablista con
tuningfrancisquista. Y nada más (y nada menos).
n.b. Espero que nadie me sustraiga el invento del neologismo ‘francisquismo’
/ ‘francisquista’ que aventuro tendrá tanta actualidad conceptual como
el de ‘juanpablismo / juanpablista’ que también se estrenó en
este blog exorbitante, todo un honor para este humilde
espacio: Somos pobres, pero con criterio.
+T.