El ya conocido reconocido teólogo
modernista ultra-progresista Hans Küng, da su opinión sobre le nuevo Pontífice.
[NTX | Notimex – 14-03-2013]
Por Mario
Osorio Beristain. Corresponsal
Roma, 14 Mar (Notimex).- La elección del
Papa Francisco representa una “esperanza muy fundada” de que se pueda reformar
la Iglesia católica, que enfrenta una de sus más profundas crisis, opinó el
teólogo, sacerdote y escritor suizo, Hans Küng.
Uno de los más severos críticos de los
pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, señaló que “Francisco es el Papa
de la esperanza”.
Küng dijo lo anterior en una entrevista
telefónica con Notimex desde Tübingen, Alemania, donde tiene sede la fundación
“Weltethos” (Etica mundial), por él creada en 1993 con el objetivo de
desarrollar y reforzar la cooperación entre las religiones a través del
reconocimiento de los valores comunes.
También catedrático emérito de Teología
Ecuménica en la universidad de la misma ciudad, Küng se dijo “muy contento” de
que el hasta ahora arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, haya sido
electo al frente de la Iglesia católica en la quinta votación del cónclave
cardenalicio.
“Estoy muy contento de que haya sido
electo un hombre cristiano simple, sin este pathos y sin estos gestos
triunfalistas que hemos visto con otras personas”, declaró.
Opinó que un Papa italiano no habría
podido ser una figura independiente frente a la “corrupta” curia romana (el
conjunto de órganos de gobierno del Vaticano).
Subrayó varios puntos a favor del nuevo
Pontífice, como el hecho de ser un jesuita, una orden que –indicó- fue “muy
maltratada por el Papa polaco (Juan Pablo II)”.
“Los jesuitas tienen una educación
filosófica y teológica muy seria, además de que el nuevo Papa no tiene vínculos
con el Opus Dei o los Legionarios de Cristo, muy populares en América Latina”,
afirmó.
Küng, que acaba de publicar su último
libro, titulado “¿Puede salvarse la Iglesia?”, subrayó la decisión del nuevo
Pontífice de asumir el nombre de Francisco, en honor del santo de Asís, que
evoca la alternativa al programa de la Iglesia vista como poder.
“San Francisco de Asís fue lo contrario
del Papa Inocencio III, que en el Medioevo representaba la Iglesia del Poder.
Francisco fue el testimonio de la Iglesia de los hombres simples, de los
pobres, con un sentido ecológico, porque Francisco amaba la naturaleza”,
recordó.
Dijo que una de las primeras tareas del
nuevo Pontífice será reformar la curia romana, para que sea superada su
“mentalidad de corte” y se lleve a cabo una “verdadera epuración, de manera que
se queden las personas competentes”.
“Me parece que es un Papa capaz de
remover la mentalidad de corrupción y egoísmo al interior de la Iglesia”,
anotó.
Destacó que se necesita una colegialidad
en la curia romana y reactivar el Consejo de obispos como órgano de decisión.
Según Küng, también habrá que ver cual
será la posición del nuevo Papa respecto a la controvertida encíclica “Humanae
Vitae”, publicada por Paulo VI en 1968 y que en sustancia prohíbe todo tipo de
control artificial de la natalidad.
Además, el teólogo recordó que Francisco
deberá leer el reporte secreto elaborado por una comisión de tres cardenales y
que investigó el escándalo de filtraciones conocido como “Vatileaks”.
Dijo que la pregunta clave es si el nuevo
Papa podrá lanzar las reformas necesarias para la Iglesia del siglo XXI, que
pierde fieles en un mundo cada vez más secularizado y a cuyas necesidades
parece no estar en grado de responder.
“Hay mucha insatisfacción entre los
católicos de todo el mundo, habrá que ver si el Papa responde a las
expectativas”, anotó.
Küng participó a inicios de los 60 como
perito en el Concilio Vaticano II al lado de su coetáneo, Jospeh Ratzinger, el
futuro Benedicto XVI. Pero en 1979 el Vaticano le retiró la licencia para
enseñar teología católica, debido a que en su libro “¿Infalible?” cuestionaba
el dogma de la Infalibilidad papal.
En 2005 fue recibido por el nuevo Papa,
Benedicto XVI, al que, sin embargo, acusó de haber preferido escribir libros a
gobernar la Iglesia.
También lo criticó por no haberse
pronunciado, cuando era prefecto para la Doctrina de la Fe (durante el
pontificado de Juan Pablo II), sobre las acusaciones de pederastía contra
miembros de la Iglesia.
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